Marisa Aragón Willner

Seudónimo de esta escritora nacida en la ciudad de Buenos Aires


Libros publicados:
* El Refugio del Poeta (2001)
* Biografía de un Deseo (2003)
* Memorias del Viento (2009)


El último Ocaso

Brian abrió el gran ventanal del living -nuestro único ambiente luego de la primer Destrucción y mirando hacia el horizonte exhaló un suspiro. Al tiempo estiraba los brazos en posición de saludo al Sol -ahora más aplacado luego de días de temperatura insoportable-. Su rostro olía a tempestades cercanas cuando dijo:

-¡Observa Carolina, el último Ocaso está llegando !

Lo miré , nos miramos , sabíamos lo que eso significaba, el último , el Final , ya habíamos superado el crecimiento de los mares, la pérdida de los territorios costeros y su población , los refugios que seguían en pie en zonas altas alojando a los que se salvaron a bordo de alguna nave, los migrantes . Desde ese momento nos llevaban agua desde los centros poblados y no contábamos con otros servicios, los contingentes de refugiados aumentaban día a día aunque las zonas fueran inhóspitas, el planeta tal como lo conocimos allá en 1990 estaba compuesto solo por un 10% de aquellas tierras y el resto océanos increíbles e interminables de surcar nuevos continentes separados vistos como inmensas islas y la población actual estaba en un 5% de aquella superpoblación que conocimos.
El comercio se había resentido porque nadie podía hacerse cargo de tales gastos de transporte, algunos errantes practicaban el trueque y los que logramos un asentamiento sobrevivíamos con algunos frutos y vegetales que sembrábamos en las pocas tierras fértiles que quedaban y que el control de las tierras nos dejaba a mano para sembrar
La tierra era otro recurso escaso tanto como el agua potable que se racionaba por poblado. Los investigadores habían ideado unas pastillas protéicas y otras hidratantes y los robots eran los encargados de fraccionarlas y envasarlas para que luego llegaran y se distribuyeran por persona con riguroso control de la ración semanal.

- Pronto! Alista lo mínimo tenemos que partir!
- Y dejar la casa? - pregunté con ese aire de quien deja el nido….un segundo de duda ante lo desconocido pero me incorporé de un salto.

-Siiiiii!!!! , ya se aproxima , hemos superado el augur del 2000 el fin del siglo , el 2012 de la 1er Destrucción y las profecías … pero ahora 2020 es la caída del Rey Sol y ya no hay marcha atrás para esta civilización que conocimos y al fin, todos queríamos morir de una muerte dramática y no de una muerte natural en estas condiciones!

Mi hermano era un estudioso consumado de todos estos misterios que rodeaban el Gran Fin desde tiempos de los profetas y por supuesto mi brazo seguro en la tempestad. En nuestra tribu urbana era el Gran Cacique, si, eso éramos ahora una tribu nómade que ya había llorado sobre sus niños calcinados y sedientos, cuando al arbitrio de los responsables llegamos al calentamiento global máximo que era posible imaginar, nadie había querido ceder en sus posiciones, ni Kyoto ni Copenhague, todo insuficiente a pesar de millones de firmantes desesperados para que no supere aquellos dos grados antes del 2012. La ayuda que los países ricos prometían a los pobres a cambio de internacionalizarles los recursos vitales nunca llegó, eran millones insuficientes para pagar el daño al Planeta. Lo sigo a Brian, ¡no me quedaré a tocar la lira a los malditos que nos sumergieron en este pozo!

Me puse la ropa de travesía y tomé la cámara, con gran angular y el trípode por lo que se pudiera tomar por el camino y la carga de agua potable.

Nuestra Rover gris algo desvencijada convertida en una catramina de alto tránsito que nos llevaba a cualquier lado, con el motor en marcha aguardaba, salimos a la carretera a recorrer la costa desplazada hacia el centro, en el linde con los mares esa era la nueva barrera, la elevación montañosa y escarpada que no cedió al embate de aguas.

Ya en viaje comencé a disparar cada vez que el sol aparecía entre los riscos , quería captar ese último ocaso , llegamos al promontorio más elevado… y nos quedamos ahí a la espera, no fuimos los únicos, detrás se formó una caravana , el saber que la Muerte podía arrasar con nuestra civilización ya diezmada y que no habría escondite que nos salvara nos puso a todos migrantes y asentados en exposición protagónica, ahora queríamos sentir ese impacto anunciado, las cadenas de televisión no dejaban un minuto de transmitir profecías, vaticinios filosos, indicaciones sobre un porvenir inmediato y luego sería la Era de lo Inexistente, todo desaparecería…las conexiones mundiales eran aquellos viejos tendidos antisísmicos de cables subterráneos que cruzaban bajo aguas antes bajo el Canal de Panamá ahora desaparecido .Los países ya eran historia y la información era universal , pensé ¿y mis fotos a quién pueden servirle ? Mis fotos serían testimonio si sobrevivimos, me alenté, siempre pensamos que la Humanidad algo del hálito Divino tiene y por eso no perece totalmente. Y sino, igual valía la pena morir con arte aunque fueran las últimas tomas sobre la esfera enloquecidamente rojiza que se contorneaba con más furia que otros días entre los cerros.

Brian leía sus notas en el pequeño monitor instalado en el carro , -todo lo que tal vez teme no volver a ver nunca- pensé viendo su semblante entristecido y algo ceñudo , albas imposibles, atardeceres descosidos sin el fuego acostumbrado , la resonancia en la entraña de la voz de todos los profetas diciéndonos - esto lo predije , lo observas ? .
Nos descalzamos un instante y hundimos los pies en la arena cerca del lago mínimo, palpando los gránulos que se deslizaban nerviosos sobre la piel. A la espera del final, nos calzamos y seguí haciendo tomas de nuestra gran estrella.. .,- Mirando el canal de aterrizaje dedujimos que las pocas naves interestelares no serían nuestro salvoconducto porque avisados de este tema los regentes de la flotilla ya habían organizado el vuelo final a otra galaxia y solo se salvarían esos pudientes que podían costear el vuelo final. Ellos, ya habían partido sin interesarse en el resto de los habitantes, los carentes de identidad, sobrevivientes, los sin dinero, como de costumbre parías pero ungidos de valentía.

De golpe la gran esfera de luz , nuestra mayor estrella, osciló a derecha e izquierda milimétricamente pero observable y como un latido fue creciendo hasta el estallido , todo se puso oscuro , el ruido fue ensordecedor similar a miles de bombas en esta nueva Hiroshima , el cielo dejó de ser azul como todos los días, las nubes que estaban orladas de luz crepuscular perdieron su brillo, nos tomamos febrilmente de las manos unos a otros, ese final presentido había llegado , el estruendo del exterminio de la mayor estrella que iluminaba el sistema Solar , se estaba desintegrando en el espacio,- Luego la sorpresa ¡ una gran bola de fuego descendió velozmente, horadó la tierra y un gran cráter se abrió millas al pie de la zona de tiendas vacías de los refugiados , luego emergió como en rebote y a velocidad de la luz empezó a girar erráticamente arrasando todo a su paso! .

Los locos residuales de la primer Destrucción, aún más enloquecidos que antes, cantaban incoherencias sobre la estrella maldita , sobre la mancha gris cayendo en la tierra , el barbudo Flipper le decíamos , el señor de los Designios, enarboló una guitarra con unas pocas cuerdas en su cuerpo y cantó la última melodía antes de caer trastabillando por el filo de la montaña, herida su vista por la gran bola de fuego que seguía arrasando todo a su paso…su grito y el lenguaje procaz lo acompaño mientras descendía raudamente y consternados no podíamos acercarnos a ver en ese abismo , llevados por la prisa extraña de intentar salvar la vida.

Las mujeres ancianas que no podían ascender al cerro se habían juntado en la Plaza de la Reconstrucción y poblaban los bancos , enmarañadas una sobre otra alguna pitando un cigarro compartido, trenzaban sus manos y entonaban una canción que como un mantra les acunaba al tiempo que aguardaban el infierno . Cuando fue la gran tromba nos enteramos, sus corazones se habían paralizado y así yacían entibiadas en sus mantas, dormidas de su larga vida pero con un gesto de horror colectivo en sus caras. Algunas soñaban como niñas conservando una sonrisa pueril frente al desastre.

Por un momento la población de los caminantes se entristeció y de las bocas, a falta de la melodía de Flipper salió un alarido gigantesco. Las caras parecían espectros en un puente como lo imaginó el pintor de El grito. Se silenciaron todas las voces del éter en el mundo y entonces los vimos avanzar en el silencio de su sino , los locos restantes , ajenos a esta gran segunda Destrucción , caminando como podían , arrastrándose y tomándose de los troncos de los árboles en pie mientras otros iban cayendo lentamente, en su mundo interior absortos ,intentaban no quedar paralizados .

Al verlos porque veíamos a los otros sin animarnos a vernos, desprotegidos e infinitamente vulnerables, con Brian lloramos profiriendo insultos y rezos que surgían en simultáneo a la vez que contemplábamos lo que no queríamos presenciar nunca: el espectáculo final, ¡la gran Destrucción!

Era dantesco ver los bosques incendiados por la gran esfera, árboles milenarios echando llamaradas elevadas al oscuro cielo mientras a millas el éxodo de los últimos sobrevivientes continuaba hacia alguna parte, eran sombras corpóreas buscando una salida a esta certeza. La gran esfera estaba alcanzando la costa y esperábamos la tragara el gran Océano, era la Esperanza, tal vez si sucediera las aguas se caldearían para siempre, o soplaría algún fuerte viento del Norte y aplacaría esa temperatura marina ascendente. Solo sabíamos que la distancia al bunker se achicaba aunque los cadáveres insepultos, el peligro de epidemias, los pocos hierros y cristales destruidos, un entorno de pesadilla, todo avanzaba en esa noche siniestra donde podíamos pedir permiso para no querer seguir ya más.

Así caminamos unos pocos alumbrados aún por la bola de fuego asesina imperturbable, intentando sobrevivir a las destrucciones. Aún sin nuestro sol y sabiendo que la Vida se extinguiría rápidamente en el planeta corrimos como pudimos arrastrando nuestras partes heridas, al bunker en el núcleo de la montaña. Allí estaban los únicos niños gestados luego de la primer Destrucción , colocados ahí desde temprano en nidales específicos de atmósfera controlada , los que llegamos llenos de rasguños , protagonistas de ese nuevo Apocalipsis los vimos a salvo y suspiramos con alivio , cayendo de hinojos ante la contemplación de esas vidas intactas , el signo sublime de inocencia rescatada, semilla de Humanidad .

Aún cuando todas las estrellas cayeran sobre el mundo ahí con los jirones de nuestros sueños haríamos lo imposible para que se salven ellos.
¡Lo haríamos aunque desde ahora en lo que quede del mundo, nos consideren muertos!

1 comentario:

  1. querida Norma

    mi agradecimiento por esta publicación, espero podamos tomar conciencia de los daños al Planeta y corregir nuestro rumbo destructivo como humanidad comprometida con la Tierra que nos sustenta.
    Agradezco tu noble tarea de selección, el gran trabajo de publicación y la verdad te mereces una medalla de Bicentenario pues eres una mujer notable en la Literatura y tienes un gran corazón para dar a conocer la poesia y la narrativa de escritores de todo el país...

    besos. Marisa

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